El cierre de la presentacion, medley con el cual practicamente JEANS regreso a los escenarios, aunque solo fuera ella, todos cantaban como si nunca se hubiesen desintegrado
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KARLA (EX-JEANS) - En concierto - Pepe- Solo vivo para ti - Dime que me amas- Encore
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on domingo, 7 de febrero de 2010
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CONCIERTO JUANES EN VIVO MEDELLIN ALUMBRADOS NAVIDEÑOS 2008
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El parcero mayor de la ciudad nos demostró que su liderazgo trasciende el escenario musical: es un joven con alta conciencia social, de paz y libertad. Miles de voces lo acompañaron en su concierto-regalo a Medellín que fue un grito por la vida.
Este artista que compone y canta, que emociona multitudes y desata histerias inexplicables con sus letras, se transforma en líder comprometido, ejemplo de vida, representante de una nueva juventud. La música, ese lenguaje que el hijo de Alicia y Javier escogió como camino, es el puente que hoy vence fronteras idiomáticas y sociales, que se hace bandera de la equidad social y nos invita a acompañarlo en un coro indispensable: "Es tiempo de cambiar el odio por amor".
Decirle gracias a Juanes por las 26 canciones que nos regaló a 140.000 personas en el Paseo del Río, podría resultar una expresión insuficiente, cuando su tarea cobra el vigor del largo aliento y el efecto permanente. Darle a su ciudad, a la que llama Medallo, el regalo del concierto 101 de la gira La Vida y cerrar aquí un año de conciertos por el mundo, fue más que eso. Fue un grito por la posibilidad de un presente pacífico, por la convicción de que la concordia es una construcción colectiva y un propósito pendiente.
No se cansó de pronunciar esta invitación, entre canción y canción: "Muchachos, esta ciudad la cuidamos todos, la paz la hacemos entre todos, el futuro es nuestro".
Quiso decirnos, con cada palabra y exhortación, con cada lágrima contenida, que es posible vivir así: juntos, en un espacio compartido, sin determinar la condición social, sin el efecto nocivo de los conflictos y con la sonrisa sincera que deja una buena canción.
Juanes es un líder, sobre la tarima y abajo de ella. Consecuente con cada uno de sus actos y de sus proclamas. Siente como propias las heridas de los soldados, tanto como las ausencias de los secuestrados. Y lo dice en sus canciones. No como un juego de palabras, mucho menos como estrategia de mercadeo. Emociones del corazón, que no puede contener y las hace canción: "Sueño libertad para todos los que están secuestrados hoy en medio de la selva". "Daría lo que fuera por volverte a ver, daría hasta mi vida y mi fusil, mis botas y mi fe".
Y es que a este Colombiano Ejemplar, de la Categoría Cultura de 2005, le duele su país, le duele cada mina que destruye un sueño infantil, cada bala que cruza con su desgracia la vida de un soldado. De allí la iniciativa Mi Sangre. Una fundación que regresa a estos seres por el camino de la ilusión, con apoyo sicosocial, económico y académico.
Hijo, amigo, padre de familia. Juanes es un ciudadano consciente de que hay mucho por cambiar y no se queda esperando a que otros lo hagan, llámense políticos, economistas o tecnócratas.
Lo dijo Octavio Paz al recibir el Premio Nobel de Literatura: "Fraternidad es una palabra que pertenece por igual a la tradición liberal y a la socialista, a la científica y a la religiosa".
El sentimiento fraterno con la ciudad que lo abraza en cada visita y los parceros que la habitan le sale del corazón, hace parte de su ADN. Es dolor y amor. Es un principio de vida. Un propósito inaplazable, que pronunció en Washington hace un mes, cuando la OEA le concedió el premio Trust of the Americas: "Mi nombre es Juan Esteban Aristizábal Vásquez y a mis 36 años de edad no sé lo que significa vivir en paz".
Este artista que compone y canta, que emociona multitudes y desata histerias inexplicables con sus letras, se transforma en líder comprometido, ejemplo de vida, representante de una nueva juventud. La música, ese lenguaje que el hijo de Alicia y Javier escogió como camino, es el puente que hoy vence fronteras idiomáticas y sociales, que se hace bandera de la equidad social y nos invita a acompañarlo en un coro indispensable: "Es tiempo de cambiar el odio por amor".
Decirle gracias a Juanes por las 26 canciones que nos regaló a 140.000 personas en el Paseo del Río, podría resultar una expresión insuficiente, cuando su tarea cobra el vigor del largo aliento y el efecto permanente. Darle a su ciudad, a la que llama Medallo, el regalo del concierto 101 de la gira La Vida y cerrar aquí un año de conciertos por el mundo, fue más que eso. Fue un grito por la posibilidad de un presente pacífico, por la convicción de que la concordia es una construcción colectiva y un propósito pendiente.
No se cansó de pronunciar esta invitación, entre canción y canción: "Muchachos, esta ciudad la cuidamos todos, la paz la hacemos entre todos, el futuro es nuestro".
Quiso decirnos, con cada palabra y exhortación, con cada lágrima contenida, que es posible vivir así: juntos, en un espacio compartido, sin determinar la condición social, sin el efecto nocivo de los conflictos y con la sonrisa sincera que deja una buena canción.
Juanes es un líder, sobre la tarima y abajo de ella. Consecuente con cada uno de sus actos y de sus proclamas. Siente como propias las heridas de los soldados, tanto como las ausencias de los secuestrados. Y lo dice en sus canciones. No como un juego de palabras, mucho menos como estrategia de mercadeo. Emociones del corazón, que no puede contener y las hace canción: "Sueño libertad para todos los que están secuestrados hoy en medio de la selva". "Daría lo que fuera por volverte a ver, daría hasta mi vida y mi fusil, mis botas y mi fe".
Y es que a este Colombiano Ejemplar, de la Categoría Cultura de 2005, le duele su país, le duele cada mina que destruye un sueño infantil, cada bala que cruza con su desgracia la vida de un soldado. De allí la iniciativa Mi Sangre. Una fundación que regresa a estos seres por el camino de la ilusión, con apoyo sicosocial, económico y académico.
Hijo, amigo, padre de familia. Juanes es un ciudadano consciente de que hay mucho por cambiar y no se queda esperando a que otros lo hagan, llámense políticos, economistas o tecnócratas.
Lo dijo Octavio Paz al recibir el Premio Nobel de Literatura: "Fraternidad es una palabra que pertenece por igual a la tradición liberal y a la socialista, a la científica y a la religiosa".
El sentimiento fraterno con la ciudad que lo abraza en cada visita y los parceros que la habitan le sale del corazón, hace parte de su ADN. Es dolor y amor. Es un principio de vida. Un propósito inaplazable, que pronunció en Washington hace un mes, cuando la OEA le concedió el premio Trust of the Americas: "Mi nombre es Juan Esteban Aristizábal Vásquez y a mis 36 años de edad no sé lo que significa vivir en paz".